Cumplimos nuestro programa nº40 y vamos a darnos todos un descanso estival, para volver de nuevo en septiembre con nuevos temas y nuevos bríos, porque aún hay mucho que contar.
Daremos un repaso a los temas tratados durante este periodo y recordaremos lo más interesante y las repercusiones que han tenido algunas de las investigaciones históricas presentadas. Un abrazo fraternal a todos nuestros escuchantes, muchos de ellos repartidos por España y por el mundo. Ha sido un gran honor. ¡Volveremos!
Con este episodio de hoy concluimos la serie dedicada a este insigne personaje rondeño, político de altura, hombre de honor, fiel a sus ideales y principios, por encima de otros intereses. Lo que lo llevó a exiliarse perseguido, en primer lugar, por los que en teoría deberían haber sido sus aliados en el bando republicano, para después de la guerra ser declarado por el bando franquista culpable del delito de rebelión militar, lo que imposibilitó su vuelta a España. Varias veces como hemos relatado logró salvarse de la muerte, porque como él decía la muerte no lo quería.
Juan Peinado representa ese sector olvidado de los que defendieron la legitimidad de la auténtica República y no la Revolución Popular ante el golpe militar del 36.
Al llegar a Madrid, Peinado dimite de su cargo de Gobernador Civil de Almería y se va enterando de la grotesca actuación de algunos miembros del Gobierno de la nación. Es detenido y llevado a las dependencias del Comité de Investigación Pública, pero, debido a la intersección un enigmático miliciano, de nuevo logra salvar su vida y escapa esa misma noche a París, después a EE.UU. y por último se instala en México como uno más de los miles de exiliados españoles al acabar la guerra, y que además fue perseguido por los dos bandos. Escribe en el exilio su libro titulado “Cuando la muerte no quiere”, donde da testimonio de lo vivido en primera persona, apoyándose además en otras tres publicaciones de testigos de lo que vieron en la zona nacional durante nuestra Guerra Civil.
A mediados de agosto del 36 ya se empieza en Almería, zona republicana, a dar los primeros asesinatos de gente de derechas por “Los Panchos” y otros grupos de milicianos, así como indiscriminadas saca de presos de los barcos atracados en el puerto para ser ejecutados. Peinado muestra una y otra vez su total desacuerdo con lo que estaba ocurriendo, por lo que fue amenazado de seguir así. Se va enterando también de otras acciones similares en Cartagena, donde fueron arrojados al mar todos los detenidos en esta ciudad.
Ante tal ambiente decide enviar a su esposa e hijos a Gibraltar, donde Rosa Berutich tenía unas parientes. Con la llegada a Almería del acorazado ‘Jaime I’, los marinos se tomaron la justicia por su mano y continuaron las ejecuciones de los presos de los barcos y otras fechorías. Peinado decide viajar a Madrid para comunicar directamente la situación al Gobierno de la nación. En Almería lo buscan para matarle. Pero jamás volverá a esta ciudad, será sustituido como Gobernador.
Por la oposición y repulsa que Peinado manifiesta a las acciones criminales que se estaban llevando a cabo por el Comité Central de Almería, este se sentía repudiado por sus miembros. La unidad del Frente Popular se hacía añicos: era su gobernador republicano, que decían acatar, pero al que no obedecían para nada. El Comité actuaba por su cuenta ignorando por completo la autoridad de Juan Peinado: detenciones ilegales, fusilamientos sin juicio, amenazas a los militantes de Izquierda Republicana… incluido el propio Peinado al que acusaban de derechista. El Comité Central había usurpado ilegalmente todas la funciones que en derecho le correspondía al Gobernador.
Una vez abortada la intentona golpista en Almería, tras las rendición del comandante militar de la plaza, gracias a las argucias y valentía de Peinado. Este razona en su libro “Cuando la muerte no quiere” el porqué la llamada “guerra civil” no debe considerarse como tal, ya que entiende que aquello fue “un alzamiento militar” que declaró el estado de guerra para derrocar al gobierno de la República.
En su libro explica la manera de actuar que tuvieron algunos países republicanos con el gobierno legítimo de la República. Reconoce que, como consecuencia de la sublevación militar, se producen acontecimientos trágicos en ambas zonas. Continuamos con el relato de la guerra en Almería, en cuya jefatura del Gobierno Civil logró mantenerse como decimos, este rondeño. Y como tras la sublevación militar se produjo la revolución popular.
A partir del 18 de julio de 1936, las comandancias militares de las distintas provincias andaluzas se fueron sumando al levantamiento contra la República. Sin embargo, gracias a la astucia, inteligencia y rapidez con las que actuó Juan Peinado, como gobernador civil de Almería, esta provincia logro mantenerse leal al régimen republicano, y nuestro paisano fue el verdadero artífice, sin apenas armas y hombres, de la victoria de la llamada “Batalla de Almería” que se libró a través del teléfono y las sabias argucias llevadas a cabo por su Gobernador Civil. A esto le siguió algunos apoyos militares inesperados, consiguiéndose la rendición de las fuerzas sublevadas, en una proporción mucho mayor que las leales a la República. Expertos y estudiosos de nuestra contienda civil coinciden en que si Almería hubiese caído en poder de los sublevados aquellos días, la guerra hubiera durado a lo sumo de dos a tres meses.
Aquellos primeros días de febrero y marzo de 1936, como Gobernador Civil de Almería, no fueron nada agradables para Peinado. Se acordaba de su vida apacible en Ronda y de su familia, que la había dejado allí pues creía que su dimisión acontecería pronto. Los propios partidos integrantes del Frente Popular vivían en una pugna continua para acaparar más poder y debilitar al partido fuerte de la coalición, a la que pertenecía Peinado, Izquierda Republicana. Tuvo que afrontar graves problemas como el restablecimiento en los ayuntamientos de los concejales salidos de 12 de abril de 1931, o nombrar nuevas gestoras; una campaña de de difamación orquestada por los socialistas, que pretenden culminar con una manifestación para que dimitiese; la desastrosa situación social de los trabajadores más humildes, obreros y jornaleros, de paro y miseria. Hasta que llegó el 17 de julio de 1936, cuando comienzan los avatares de la Guerra Civil.
Vamos a iniciar una serie de episodios dedicados a un rondeño de los que a muchos sonará sus dos apellidos, pero que tal vez, por haber quedado en Ronda la obra artística de su hermano Joaquín Peinado, ha pasado este a un segundo plano y se conoce hoy en día poco en la ciudad de su vida y su extraordinaria trayectoria política. Se trata de Juan Peinado Vallejo, el primer alcalde republicano de Ronda, tras el cambio de régimen en el abril de 1931, y después, desde su cargo de Gobernador Civil de Almería, hubo de enfrentarse, con singular acierto y mucho valor, a la sublevación de los militares el 18 de julio de 1936, y al desafío de muchos oligarcas de aquella localidad prestos a secundar el alzamiento. Fue un hombre de absoluta fidelidad a sus ideas, con gran prestigio dentro del Partido Izquierda Republicana. Lo que le trajo muchos problemas, tanto es así que finalmente fue perseguido por los dos bandos enfrentados.
Con este episodio cerramos el ciclo de los dedicados a la relación de Ronda con los herederos del último emperador azteca de Méjico. El condado de Moctezuma de Tultengo había sido otorgado en 1627 por el rey Felipe IV a Don Pedro Tesifón de Moctezuma, cuyo nieto Don Pedro Manuel se estableció en Ronda para compartir con su esposa el Señorío de Arriate. Y el nieto de este, nacido en Ronda, Don José de Moctezuma y Rojas se convierte en el último de los Moctezuma por línea recta masculina, ya que no tuvo descendencia, cuyos restos se encuentran el mausoleo de la capilla mudéjar del convento de Santo Domingo de Ronda. Fue su tío José quien adquirió la herencia legítima de los derechos que luego transmitió a su única hija Doña Mª Teresa de Moctezuma, que se casó con Don Alonso Holgado y Díez de Medina, el hijo de ambos Don Alonso Holgado-Moctezuma Díaz de Medina y Ahumada fue el I Marqués de Moctezuma, creado por la reina Isabel II el 29 de abril de 1864. Cuyos hijos José Mª y Mª Teresa heredaron sucesivamente el título, ambos sin descendencia, por los que se creó la Fundación Moctezuma que se hizo cargo de su bienes.
Hablaremos por último del Palacio de los Moctezuma que hoy alberga el Museo Peinado y el Conservatorio Elemental de Música de Ronda.