El rico patrimonio artístico y religioso de las iglesias y conventos de Ronda, atesorado durante siglos, fue pasto de la furia destructiva de los revolucionarios y de los comités que los aparaban, prácticamente todo desapareció y lo que poco que pudo salvarse se debe a la valentía de algunos sacristanes que se jugaron la vida, a los que ya no hemos referido.
El primer intento de cuantificación de las pérdidas vino de la mano del propio Obispado. Con el fin de averiguar los hechos ocurridos en la Diócesis. En lo que se ciñe estrictamente a Ronda, fue la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo de Málaga, la que procuró la elaboración de un informe sobre la situación del patrimonio eclesiástico. El informe es realizado por el académico Antonio de Burgos Oms, cuyo original, cedido por su propio hijo, hemos tenido en nuestras manos. En él se recoge un amplio álbum fotográfico en el que se realiza una comparativa entre dos imágenes, la que existía antes de 1936 y el estado en que se encontraba tras la destrucción.
La destrucción y mutilación de las imágenes llegó a merecer la atención internacional, la prensa italiana y la francesa publicaron numerosas fotos sobre los destrozos habidos en los edificios de la ciudad de Ronda.