Comenzamos nueva temporada y un nuevo episodio sobre una temática a la vez que sugerente, muy poco conocida e investigada en nuestra ciudad y, por tanto, llena de inexactitudes. Vamos a procurar poner luz sobre lo que supuso la Santa Inquisición en Ronda y el papel que jugó el Convento de Santo Domingo, un grandísimo cenobio que se mandó construir por los RR.CC., cerrando la cornisa del Tajo, al norte de la antigua medina musulmana, por donde siglos después tuvo que ceder parte de su espacio para la construcción del Puente Nuevo.
Hasta la conquista castellana de Ronda, en 1485, al estar nuestra ciudad y su territorio bajo el dominio musulmán del reino nazarí de Granada, nada se sabía del Santo Oficio de la Inquisición en Ronda, que hasta la conquista definitiva de Granada, 1492, permaneció a salvo del Santo Oficio.
Desde que fue tomada Ronda, muchos de sus habitantes, antes de recibir las aguas bautismales como mandaba la Iglesia, buscaron refugio en la Serranía rondeña, paraje ideal dado su difícil acceso, al estar compuesta por una serie de alineaciones montañosas que forman profundos y aislados valles, dando lugar a un mundo aparte donde la población se concentraba en pequeñas villas y alquerías perdidas entre escarpadas montañas y, por tanto, muy idóneas para permanecer ocultos, dedicándose muchos al bandolerismo, conocidos con el nombre de monfíes, los cuales aparecen por todo el Reino de Granada. Ante el peligro que esto suponía, la Corona emitió, ya en 1488, una disposición mediante la cual amenazaba con la esclavitud a todos los rondeños que saliesen de sus montañas para establecerse en cualquier otra población a fin de que no hubiese ocasión a que se extendiesen sus ritos y costumbres.