Tras la toma castellana de Ronda, la importancia que le dieron los RRCC a esta conquista se ve claramente reflejada en el Fuero que le fue otorgada para su gobernación, equiparándola con Sevilla y Toledo, así como las Armas para su escudo, con son nada más y nada menos que las de los propios reyes.
De continuo, tras la toma de Ronda, se procede a dos hechos casi simultáneos: el repartimiento de las casas y tierras y su repoblación por cristianos, aparejado a su vez con el exilio de la población no conversa y la convivencia entre cristianos y los mudéjares que aquí permanecieron, principalmente en el ámbito rural, siendo estos sustituidos por repobladores cristianos en Ronda, Setenil y El Burgo.
La población rondeña, en el mometo de la conquista castellana, estaba conformada por contingentes beréberes en primer lugar y árabes en segundo, estos dos grupos constituían la gran mayoría de la población, pero junto a éstos existían otras minorías bien de grado, como los judíos, bien a la fuerza, como los cautivos cristianos.