Nº 125 MEMORIAS DE RONDA-La Guerra Civil en Ronda – “La violencia anticlerical-Los salesianos”
Desde el principio de la guerra a la Iglesia y al clero se les consideró alineados con el golpe militar. Empezaron a correr muchos bulos y rumores entre los revolucionarios, difamaciones que alimentaban la animadversión hacia el clero que contribuyó a deformar la realidad y cambiar la percepción de los religiosos hasta considerarlos auténticos agresores.
El 20 de julio son incendiados y saqueados todos los conventos e iglesias de la población, los cuales, por otro lado, ejercían labores asistenciales. La Iglesia del Socorro fue incendiada y destruida casi por completo, sólo se salvó el archivo. En Santo Domingo, quemaron el púlpito y el retablo, sacaron todas las imágenes y las tiraron al Tajo. “A un San José lo disfrazaron de segador, y con gran chacota y algazara de la gente que llenaba las calles, lo pasearon por ellas en un coche. Y a otro Santo lo disfrazaron de moro, con fusil y todo, sirviendo también de motivo de irrisión”. (García-Mouriño). Las monjas de las Claras fueron expulsadas del Convento, sin poderse llevar más que lo puesto, saquearon y destrozaron la iglesia, y se refugiaron en casas particulares. Algunas de las monjas eran obligadas a ir a la Iglesia Mayor, donde se alojaban simpatizantes del Frente Popular, y a los edificios que servían de cuartel y dormitorio de milicianos, a hacerles las camas, limpiar, lavar la ropa, barrer, fregar el suelo y hacer la comida. Fue arrasado también el Colegio de las Esclavas Concepcionistas y la iglesia de la Virgen de la Paz. Muchos de los tesoros litúrgicos fueron encontrados posteriormente en las casas donde se alojaban los propios dirigentes del Frente Popular, y otros pudieron salvarse por la acción de los sacristanes de la Iglesia Mayor, Vicente Becerra –que salvó prácticamente todo el tesoro, casi todas las imágenes, cuadros y ornamentos, al esconderlos en la cripta de la iglesia– y Pedro González, de la Virgen de la Paz –que pudo esconder a esta antiquísima imagen y al Cristo de la Sangre, así como los restos del Beato Fray Diego José de Cádiz.
La famosa reliquia de la “Mano de Santa Teresa” fue requisada a las Carmelitas del Convento de la Merced y es trasladada a Málaga en la huida, por los dirigentes integrantes de los ya citados Comités, después de ser conquistada Ronda . Entregándola el día 23 de septiembre en la Comandancia Militar. Al ser tomada Málaga en febrero fue encontrada por los vencedores en el despacho del coronel Villalba, y Franco la tuvo durante todo su régimen en el reclinatorio de su habitación en el Palacio del Pardo, viajando con él en muchas ocasiones, especialmente durante sus vacaciones en el Pazo de Meirás. A la muerte de éste fue devuelta a las Carmelitas de Ronda, que reclamaron su propiedad durante todos estos años, por la viuda del dictador Carmen Polo, como había dejado dicho.
Fueron incendiadas también la Iglesia del Espíritu Santo y Padre Jesús y su veneradísima imagen. También arden el Convento de las Franciscanas y la iglesia de San Francisco. En la Iglesia Mayor es quemado un retablo barroco, parte del coro y el órgano. También es quemada la Iglesia Virgen de Gracia, la más antigua de Ronda; en el Convento Madre de Dios y su iglesia se llevaron a cabo enormes destrozos, al igual que en la ermita de la Concepción y las Clarisas, así como en la Capilla de la Plaza de Toros. No se salvó ni un templo, y fuera de ellos eran apiladas las imágenes y objetos religiosos, a los que se prenden fuego como pila purificadora, otras incluso sirvieron de barricadas. A las Carmelitas de la Merced las hicieron salir antes de prender fuego y las llevaron al Asilo de Ancianos de los Desamparados, que fue respetado; la Merced fue convertida en “Casa del Pueblo”. También fue respetado el Asilo de San José y los Salesianos, en un principio, tanto los de El Castillo como los de Santa Teresa.
Cuatro días después desalojaron de El Castillo a los salesianos y a los sesenta niños que disfrutaban de una Colonia veraniega y que tenían confiados a su cuidado. Fue saqueado todo el Colegio al igual que Santa Teresa (Palacio de Moctezuma). El Colegio de El Castillo fue convertido en hospital. Los salesianos momentáneamente se refugiaron en diversas fondas y hoteles, así como en la casa de José Furest… Aquí empezó su calvario.
Buenos días, muy interesante, aunque sabía algo por el libro que compré hace años en el Santuario,que visito regularmente, que trata una parte de esos hechos, sobre todo la parte de los sacerdotes impunemente asesinados así como al Sr.Furest, que le costó la vida por proteger a seres humanos. Muchos saludos