En el anterior episodio nos quedamos en que Colón le había ofrecido al duque de Medinaceli su proyecto, y este estaba dispuesto a financiarlo, pero, antes, el duque quería comprobar por sí mismo si la soberana mantenía algún tipo de interés sobre el propósito colombino. Antes de partir en la primavera 1989 de nuevo a Córdoba, para proseguir la guerra granadina, los RR.CC. se encontraban en Valladolid y allí recibieron la misiva del duque. Alonso Quintanilla, contador mayor de Cuentas, siendo consciente de tal hecho, se pone en contacto con el cardenal Mendoza para de nuevo procurar conseguir que la reina vuelva a llamar a Colón.
Y así le respondió la reina al duque, convencida de nuevo por los razonamientos de los defensores de Colón, de que ella sería la que dirigiera tal demanda del navegante. Seguidamente mandó otra carta a Colón para que, sin dilación, partiese para su corte, una vez se encuentre ella en Córdoba. En esta nueva audiencia, la reina le da esperanza cierta que, una vez acabada la guerra, resolvería su negocio.
El 4 de diciembre de 1489 es conquistada Baza. El 10 se firman las capitulaciones con el Zagal, en virtud de las cuales el rey de Guadix se comprometía a prestar obediencia a los soberanos españoles y entregarles la ciudad de Almería.
Ya tan solo quedaba Granada, con Boabdil al frente, ya que éste, vasallo de los reyes españoles, estaba obligado, por el pacto de Vélez Málaga de 1487, a entregar la capital del reino musulmán en el momento que pudiera. El momento había llegado, toda vez que su odiado rival, el rey de Guadix, había desaparecido para siempre de la escena política.
Sin embargo, una vez más le fallaron a Colón los cálculos. El insospechado giro de los acontecimientos granadinos muy pronto dará de nuevo al traste con las más anheladas esperanzas del navegante, el cual tendrá que esperar dos años más; ya que Boabdil se retracta de sus pactos de entregar a los RR.CC. la ciudad de Granada. La guerra continúa…