Nº 139 MEMORIAS DE RONDA – RONDA EN TIEMPOS DE COLÓN – “El secretismo de su origen. La nueva ruta a las Indias. El territorio rondeño a mediados del s.XV”

Todo lo contado en los episodios anteriores y en la situación que quedan muchos de estos judeos-conversos en la España de la época, explica que debían de actuar con mucha precaución y aparentando que eran cristianos nuevos, para no ser acusados de herejes. Esta manera de actuar, disimulando sus raíces era muy común en la época, tanto para los españoles de origen judío como morisco que se quedaron a vivir en sus tierras de siempre y no optaron por el exilio. 

El proyecto de llegar a las Indias por occidente era un viejo propósito del reino de Portugal de principios del siglo XV, pero siguiendo la ruta africana, es decir, circunvalando el continente negro que se suponía abierto. Y dejar para más adelante la exploración del océano Atlántico por el oeste (la ruta que siguió Colón). Para ello, la primera fase exigía tomar posiciones en el Estrecho de Gibraltar, llave natural de la navegación europea. La leyenda y la tradición popular siempre hablaba que más al sur y al oeste el mar se teñía de miedos, el cabo Bojador o cabo del Miedo (situado en la costa norte del Sahara Occidental,  al sursudeste de las islas Canarias) era la puerta del Mar Tenebroso. 

Cristóbal Colón nace en esas fechas, sobre 1451, en Castilla llevaba tres años reinando Enrique IV, hermanastro de Isabel la Católica; en Aragón, Juan II, padre de Fernando el Católico; y Ronda estaba en manos del reino nazarí de Granada, cuyo sultán era Muhammad X, al que sucede Abu Nasr Saad en 1454. Ronda era entonces una importante ciudad fronteriza del emirato granadino. Las relaciones del sultanato granadino con el reino castellano, era de sometimiento a los reyes cristianos en régimen feudatario, se alternaban las treguas y concordias y se sucedían los pactos. 

Nº 138-MEMORIAS DE RONDA – RONDA EN TIEMPOS DE COLÓN-“La presencia judía en Ronda, su expulsión definitiva”

En el anterior episodio iniciamos esta nueva serie, en la que comenzamos a hablar de las recientes investigaciones publicadas referidas a los orígenes, siempre difusos de Cristóbal Colón y que ahora arrojan más luz, al demostrarse según todo indica de que se trata de un español mallorquín de ascendencia judía, lo que nos ha dado a pie para profundizar un poco sobre la presencia judía en Ronda, hasta la llegada de los musulmanes a la península.

Los judíos constituían una minoría “protegida” por los árabes, a los que prestaban su servicio, situación a la que los aquellos se adaptaron con rapidez. Poco a poco fueron ocupando aquellas actividades que, como el comercio o las labores administrativas, no gustaban gran cosa a árabes y bereberes, y por ese camino acabaron convirtiéndose en unos eficaces auxiliares de los gobernantes musulmanes. Con el comercio y la cobranza de los impuestos, alcanzaron un papel esencial en la organización social, labor que siguieron también manteniendo después y al principio, tras la conquista castellana. 

En el siglo XI, con la formación del reino de Taifa, se sabe que Ronda contó con una importante comunidad judía, pero con la llegada de los Almohades sufrieron una fuerte represión, parece ser que tras aquello y según se demuestra por el desarrollo histórico posterior, los judíos iban a mostrar una especial aversión a vivir cerca de la frontera, como era el caso rondeño. 

Se sabe que durante el reino nazarí, todo el territorio dependiente de los reyes granadinos, se convierte en tierra de acogida para los judíos que huían de las persecuciones o la intolerancia que hacia ellos y los conversos se practicaba en Castilla. 

El extrañamiento de los judíos andaluces coincidió con la primera fase de la conquista del reino de Granada. Sometida Ronda, su serranía y otras tierras del extremo occidental del emirato nazarí en la primavera de 1485, Fernando e Isabel prohibieron que en la capital de la Serranía vivieran judíos ni pudieran “estar en ella de tres días arriba eçebto Ysrael, nuestro trujamán de arávigo”

Nº 137-MEMORIAS DE RONDA – RONDA EN TIEMPOS DE COLÓN “Colón, un judío español – La judería rondeña”

Ahora que Cristóbal Colón ha vuelto a la actualidad, aunque realmente nunca la perdiera, por los nuevas investigaciones que indican que se trataba realmente de un español, probablemente mallorquín, de ascendencia judía, y sus verdaderos restos son los que se encuentran en la catedral de Sevilla; ahora que, por fin, una parte de la intelectualidad española despierta y pone pie en pared ante los desmanes, mentiras y calumnias de la Leyenda Negra, promovida en su tiempo por los imperios británico y francés, y en la actualidad por el indigenismo político de algunos países hispanoamericanos, con el apoyo de un sector vociferante e interesado de la auto llamada progresía española, que cuestiona continuamente nuestra historia, nuestra cultura y nuestras tradiciones, y que incluso se ponen del lado de aquellos que solicitan pidamos perdón; ahora es un buen momento para rememorar los tiempos del descubrimiento de América y los hechos históricos coetáneos que se dieron en la ciudad de Ronda y establecer sus relaciones, muy interesantes y sorprendentes, por cierto. A lo que habría que añadir la participación de las gentes de Ronda en la corriente migratoria posterior originada con el descubrimiento y colonización de América.

En Ronda se cree que había un asentamiento judío en el arrabal bajo, o barrio de San Miguel, según Torres Balbás. Nombre de un arcángel que era considerado por los hebreos como el príncipe de los ángeles, protector del pueblo elegido, símbolo de la poderosa asistencia divina hacia Israel. Guardián de la nación hebrea, como aparece en el Antiguo Testamento. En la actualidad, los judíos invocan al arcángel Miguel, como el principal defensor de la sinagoga y como protector contra sus enemigos. 

Nº 136 MEMORIAS DE RONDA – La Guerra Civil en Ronda-“Justicia o venganza. La dictadura franquista”.

Hay que decir que la Causa General que se desplegó en Ronda contra los vencidos, más que justicia tenía todos los tintes de venganza. La comparecencia de centenares de milicianos que fueron conducidos ante los jueces de instrucción apenas duraba unos minutos. Eran combatientes, pero en sus causas no figuraban diligencias, solo la anotación de milicianos. Apenas acabada la instrucción eran ejecutados. A todo aquello se le daba apariencia de legalidad, pero en esencia el proceso se diferenciaba poco de las muertes “improvisadas” habidas de la retaguardia republicana, durante el verano del 36, en manos del Comité Revolucionario. Así mismo hubo una generalizada tendencia a la acumulación de causas, vistas en consejos de guerra colectivos, lo que implica la ausencia de criterios selectivos. Centenares de personas eran juzgadas, sin apenas contrastar las denuncias.

La situación de la sociedad en Ronda tras la finalización de la contienda civil presenta las mismas características que el resto del país. Una población que ha sufrido penurias de todo tipo, tanto morales como económicas y pérdidas de propiedades, casas, enseres y, lo que era aún peor, las pérdidas de personas, cuyas cicatrices perdurarán en la sociedad rondeña durante las siguientes décadas. 

Los años cuarenta fueron en España una década de prolongada carestía (escasez, hambre, racionamiento…); la ciudad de Ronda no sería una excepción. Este periodo estuvo caracterizado por el racionamiento y por la implantación del nacional-catolicismo a través de régimen militar del nuevo Estado. 

La caracterización simbólica del nuevo régimen se erigió fundamentalmente sobre  la  gestación de dos grandes mitos: el Mito de la Victoria, que confería un carácter  divino,  espiritualizado  y  místico  de  la  confrontación bélica  iniciada  en  el  verano  de  1936,  y  el  de  la Refundación  Nacional,  que  equiparaba  al  régimen  dictatorial  nacido  de  la  contienda con  la  inauguración  de  una  nueva  etapa  de  gloria  y  esplendor, edificada  sobre  las  ruinas  de  la  experiencia  republicana. 

Nº 135 MEMORIAS DE RONDA – La Guerra Civil en Ronda – “Represión judicial y represión económica”

En el anterior episodio comenzamos a analizar cómo se desarrolla en Ronda, tras la conquista por las tropas llamadas nacionales, todo el proceso jurídico contra los que hasta entonces controlaban la ciudad, que estaban o bien a favor de la República o a favor de la Revolución Popular que imperó durante el verano del 36. Lo que trajo consigo una fuerte represión judicial y también económica contra estos.
Muchos de los procedimientos vistos en Ronda por el Consejo de Guerra de Málaga, salvo excepciones, fueron incoados por el Consejo de Guerra de Algeciras. El Consejo de Guerra de Algeciras procesó entre marzo de 1937 y octubre de 1939 a un total de 1.828 personas, de las cuales casi un 6% eran mujeres. Los encausados de la Serranía de Ronda representan algo más del 30% del total.
Al finalizar la guerra, abril del 39, llegan a Ronda muchas personas procedentes de las zonas ocupadas, lo que supuso el incremento del número de juzgados militares instructores que en la Auditoría de Málaga llegaron a ser setenta. Sin embargo, el aumento de la actividad procesal, a diferencia de lo que ocurrió́ en 1937, está más regulada y la instrucción fue mucho más minuciosa.
Explicamos detenidamente el caso de Francisco Cruz Sánchez, alcalde de Ronda, que había llegado a la presidencia de la corporación municipal tras la dimisión de sus antecesores.
Otro aspecto trascendental en la represión habida, tras la instauración del nuevo estado, es lo referente a la incautación de los bienes de particulares, de partidos y sindicatos y de cualquier entidad comprometida con las ideas o valores de la República.

Nº 134 MEMORIAS DE RONDA – La Guerra Civil en Ronda-  “El nuevo Estado-La Justicia Militar”

Aunque Ronda fue conquistada por los llamados nacionales el 16 de septiembre del 30, la guerra continuó hasta 1 de abril del 39.

El triunfo de la sublevación o y la ocupación de los pueblos conquistados, sobre el territorio supusieron la renovación inmediata de los poderes locales. La labor del Ejército no terminaba con la ocupación militar del territorio. La subordinación de los poderes civiles a los mandos militares quedó patente desde el momento en que son estos últimos quienes designan a los primeros. 

La configuración del Nuevo Estado comenzaba a esbozarse y tras la instauración de la Junta Técnica del Estado, se creó la figura del gobernador general, brazo ejecutor de la Junta en los territorios conquistados. 

Los primeros acuerdos que se tomaron fue la renovación del callejero, con ello se pretendía reconquistar el espacio público y apropiarse de él con una escenografía característica del nuevo régimen: desfiles, misas y conmemoraciones, que escenificaban la victoria.

Con respecto a la maquinaria judicial militar Ronda contó con un juzgado militar permanente establecido inmediatamente después de la conquista de la ciudad. Una vez tomada Málaga en febrero del 37, los consejos de guerra comenzaron una intensa actividad desde el mismo día en que fue tomada la ciudad por los militares rebeldes. En Málaga se establecieron tres Consejos de Guerra Permanentes con sus correspondientes juzgados instructores. 

Entre los meses de marzo y junio los juzgados establecidos en la ciudad de Ronda procesaron a 586 personas de la práctica totalidad de los pueblos de la Serranía, si bien se detectan notables ausencias como Faraján. 

315 personas fueron condenadas a muerte. De ellas 303 fueron fusiladas en el cementerio de la ciudad, a ocho les fueron conmutada la pena; dos lograron evadirse de la cárcel. Para dos de los condenados a muerte no consta la ejecución de la sentencia… (continúa).

Nº 133 MEMORIAS DE RONDA – La Guerra Civil en Ronda 

“La guerra ha terminado. La represión franquista”.

El 1 de abril de 1939 acabó la Guerra Civil oficialmente, pero con este final no llegó la paz sino la más férrea imposición de los vencedores sobre los vencidos. Este momento señalaba el principio de un largo camino, el de una dictadura que duró hasta finales de 1975 con la muerte de Franco. 

Al “terror rojo” le sucede el “terror azul», que vino después de ser conquistada la ciudad. Este sí que estaba planificado y sancionado desde la cúpula del poder. La más alta autoridad militar, al ser conquistada Ronda, ordenó el encarcelamiento, fusilamiento o persecución de los líderes republicanos que no pudieron huir. Muchos presos de guerra fueron confinados a Campos de Concentración, en condiciones extremas, donde expiarán sus culpas a través de trabajos forzados. En Ronda hubo uno que albergó a más de dos mil prisioneros, que primeramente se instaló́ en la Plaza de Toros, y conforme el número de internos iba aumentando se trasladó́ a los terrenos del actual Campamento de Montejaque hasta el final de la guerra. 

Como en todos los lugares que iban conquistando las tropas nacionales, inmediatamente se llevaban a cabo Consejos de Guerra sumarísimos, una autentica monstruosidad jurídica, donde se decidían quienes debían ser condenados y quienes absueltos, con un porcentaje predeterminado entre las distintas penas que dictara el Consejo. 

Mucho tuvieron que sufrir, Benítez Gómez indica que, en 1939, la dispersión de los refugiados por el levante peninsular de los serranos-rondeños era una realidad. Su distribución se conoce gracias a las “Fichas de Noticias de la Cruz Roja”. A principios de 1939 llegaron procedentes primero del levante peninsular luego del sur de Francia, un buen número de estas fichas con destino mayoritariamente a Ronda, pero también a Montejaque y Montecorto, para que se informase a los familiares de su situación. Hasta tres veces, el 1 de mayo de 1939, el 29 del mismo mes y nuevamente el 6 de julio, la Cruz Roja Internacional rogó al Ayuntamiento de Ronda que hiciera llegar las “Fichas de Noticias” a quienes iban dirigidas. Los que esperaban noticias nunca las recibieron. 

Nº 132 MEMORIAS DE RONDA – La Guerra Civil en Ronda – “El hostigamiento de las columnas frentepopulistas-La desbandá»

Nº 132 MEMORIAS DE RONDA – La Guerra Civil en Ronda – “El hostigamiento de las columnas frentepopulistas – La desbandá”.

En el anterior episodio comenzamos a hablar del éxodo que sufrió un buen número de rondeños tras la conquista de la ciudad por parte de las tropas del entonces coronel Varela, así como de la resistencia serrana a través de varias columnas del Frente Popular, comandadas por los hermanos López Calle y la columna Flores-Montesinos.

Entre la costa y Ronda, estos efectivos frentepopulistas se movían de forma elástica, contaban con varios puestos de apoyo y habían fijado un control fijo en la caseta de peón caminero de El Madroño, situado justamente a mitad del camino de la carretera de San Pedro. El cuartel general de la columna, a tan solo 15 Km de Ronda, estaba en el cruce de la carretera general con la de Parauta, en el paraje denominado La Ventilla.

En este frente apoyado en una orografía accidentada, sin más medios de comunicación que la estrecha carretera que entre curvas unía la costa con Ronda, ninguno de los contendientes conocía los efectivos a los que se enfrentaba.

Las tropas nacionales llegan a San Pedro el 15 de enero de 1937, justo cuatro meses después de tomada Ronda. Su llegada viene precedida de un intenso bombardeo, quedando destruido los campamentos de San Pedro y Estepona. La población refugiada que allí quedaba huye en desbandada definitivamente hacia Málaga. 

Nº 131-MEMORIAS DE RONDA-La Guerra Civil en Ronda-«El éxodo y la resistencia serrana»

Nº 131 MEMORIAS DE RONDA – La Guerra Civil en Ronda – “El éxodo y la resistencia serrana”.

Tras la caída de Ronda en manos de los sublevados, la margen derecha del valle del Genal quedó en poder de los nacionales y la izquierda en poder de las fuerzas del Frene Popular. San Pedro de Alcántara, primera localidad costera a la que se llega tras atravesar la Serranía, sufre una invasión de refugiados que huyen por la carretera que une esta población con Ronda, la misma se encontraba asfaltada hasta la mitad, justamente hasta “El Madroño”. Entre los refugiados se encuentran un gran número de ciudadanos civiles y los dirigentes de los Comités Populares, afiliados a la U.G.T. y C.N.T., carabineros y milicianos, que salieron de la ciudad la misma noche del 16 de septiembre. Estos huidos tienen que recorrer como pueden este trayecto de casi 50 km a pie, en bestias, carruajes, camiones o automóviles, siendo instigados continuamente por la aviación del bando nacional.

El éxodo era multitudinario, ya que a los rondeños se sumaron también gentes de los pueblos de la parte noroeste de la Serranía y valle del Guadiaro: Montecorto, Arriate, Setenil, Benaoján, Montejaque, Jimera de Líbar, Cortes de la Frontera y Grazalema, que habían abandonado sus poblaciones, antes de la conquista de Ronda, por temor a la llegada de las tropas nacionales, en especial de las Tropas Moras sobre las que se había propagado una terrible fama de fiereza por todo nuestro territorio; muchos huían por miedo, sin haber hecho absolutamente nada, atemorizados por lo que se contaba y Queipo desde la radio alentaba.

San Pedro de Alcántara y la vecina colonia agrícola de El Ángel recibieron a más un millar de refugiados, entre los que había también mujeres, niños y ancianos –muchos de los hombres desde allí salían para volver a batallar en los frentes–. El Puerto del Madroño marcaba la línea divisoria entre las zonas del Frente Popular y Nacionales. Muchos de los refugiados quisieron volver a sus pueblos de procedencia, al reclamo de los bandos municipales y porque no querían seguir huyendo, pero estos regresos en muchas ocasiones les eran una vez y otra impedidos, considerándolos como desafectos y traidores, por esto también fueron asesinados algunos de ellos. Tal vez, el más importante de los refugios –según indica el historiador Pablo Benítez Gómez –que ha realizado un excelente estudio sobre la militarización de la Columna de “Pedro López”– fue la fábrica de azúcar y alcohol de San Pedro, en el Barrio del Ingenio, que también fue bombardeada por la aviación nacionalista. 

Nº 130 -MEMORIAS DE RONDA- La Guerra Civil en Ronda – “La Toma de Ronda-Entraron arrasando”

Nº 120 MEMORIAS DE RONDA – La Guerra Civil en Ronda – “La Toma de Ronda-Entraron arrasando”

Continuamos con la entrada de las distintas columnas de las tropas nacionales rebeldes a Ronda. Ya que al entrar las columnas del general Varela en Ronda se encontró abundante documentación perteneciente al cuartel general del comandante Mejide, que no pudo ser destruida antes de su huida. Según la misma acababa de solicitar a sus superiores de Málaga cuatro ametralladoras, dos cañones de montaña y dos morteros para contribuir a la defensa de la ciudad a la vez que informaba de su intención de realizar descubiertas y batir a los pueblos cercanos de la serranía gaditana en manos de los sublevados, expresando además su preocupación de que si caía Ronda caerían inmediatamente todos los pueblos de la comarca así como la línea férrea Bobadilla-Algeciras.

Por otro lado, la huida de muchos por miedo al “moro” estaba plenamente justificada, ya que éstos tenían carta blanca para robar y saquear, como complemento a su paga insuficiente. Se utilizaba a la Tropa Mora no sólo como carne de cañón, sino como arma psicológica contra el pueblo. Cometían auténticas atrocidades, instigados por sus superiores, actos de crueldad y violencia sin escrúpulos contra el “rojo” o con quien estuviera cerca de ese color. Pero de todos los actos de barbarie, los que más traumatizaron a la población en general fueron las mutilaciones y el ensañamiento con que se empleaban. Iban vestidos con sus chilabas holgadas o con amplios pantalones de color castaño y camisa, fez rojo o un turbante muy apretado en la cabeza. Tampoco se sentían muy motivados por impulsos de tipo ideológico: no tenían ni la más ligera idea de por qué los españoles se mataban entre sí. Combatían porque les pagaban quince dólares al mes, a menudo en viejos marcos alemanes sin valor; porque su jefe tribal, pagado por Franco, se lo ordenaba; y porque, finalmente, les encantaba la lucha.